Te levantas todas las mañanas. Te arreglas y vas al colegio. Vuelves a casa. Comida. Estudio. Cena. A dormir. Y a la mañana siguiente todo se repite. ¿Qué sentido tiene vivir, entonces? Rutina. Sin que nada cambie.
Son, en realidad, las pequeñas cosas de la vida los que hacen que merezca la pena. Madrugar un lunes para ver a tus amigos en el colegio. Porque cuando te levantas pronto los días duran más, y tienes más tiempo para disfrutarlos. Comerte un helado con tu mejor amiga en verano, sentadas en un banco. Dormir abrazado a la persona a la que quieres. Sentarte a leer en la hierba. Las pequeñas cosas son las más importantes.
Y sin tu vida, no las podrías tener, nunca.
sábado, 5 de febrero de 2011
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2 comentarios:
Cierto, realmente cierto :)
Me ha encantado esta entrada y su espíritu.
Un saludo.
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