sábado, 22 de agosto de 2009

Vicios de piruleta.

Todos tenemos vicios insanos. Beatrice, a parte de el chocolate y las piruletas de color rojo, tiene uno que la escama: su exnovio Damien. Su ruptura no fue dura, pero por supuesto, algo le molestó. Ella, hace ya tiempo, dejó de sentir dolor por ese tipo de cosas y fue cuando empezó a comer piruletas. Su exnovio suele llamarla todas las noches para oir su voz. Claro, normal, Damien adora la voz de Beatrice. Es dulce como un pastelito de fresa y nata. Anoche Damien la llamó a las tres de la madrugada y la invitó a comer. Durante la comida, Damien la propuso volver a estar juntos, pero Beatrice, que está cansada de los niños tontos le dijo que no, mientras se inclinaba sobre su copa de helado de menta y chocolate. Al final acabaron en el baño, haciendo el amor contra la pared. Se despidieron sabiendo que no se verian en un tiempo y Beatrice cogió su casco azul y su vespa beige y se fue sonriendo. Damien la vió marchar, también con una sonrisa. Esque Beatrice sabe a piruleta, aunque nunca se lo ha dicho, y él siempre ha tenido un vicio horrendo hacia las piruletas. Pero claro, todos tenemos vicios.

1 comentarios:

Crisis. dijo...

Y es que uno se puede enganchar a muchas cosas...
yo me he quedado enganchada de un olor,y de unos labios...
ains.

Un beso! muaaa

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