miércoles, 16 de septiembre de 2009

Después de mediodia.

Tic, tac, toc. Los tres relojes de mi salón marcaban un ritmo desacompasado mientras yo intentaba encontrar las palabras precisas para hablarte.
-Anoche... soñé contigo.
-¿Ah si?- Dijiste sorprendido y con una sonrisa.
-Si.
-Y, ¿qué pasaba en ese sueño?
-Bueno... estabamos en tu casa, más concretamente, en tu habitación.
-Ajá.
-Con leves besos en el cuello me quitabas el vestido sin tirarntes que llevaba ese día. Me recostabas en la cama poco a poco y me besabas en los labios.
-¿Qué más?- Me invitaste con una profunda mirada a que siguiera hablando.
-Te quejabas de lo escueto de mi sujetador sin hombreras y terminabas por quitarmelo. Me acariciabas el pecho con suavidad. Yo estaba totalmente a tu merced. Te reias en voz baja de la situación y me besabas por todas partes.
-Y después, ¿qué pasaba?
-Ponias las manos a ambos lados de mi cara, te sentía tan cerca que casi ni podía contenerme..
-¿Y luego?
-Terminabas de quitarnos la ropa interior y me follabas contra la cama.
-Me gusta tu sueño y tienes una pequeña imaginación calenturienta, ¿sabías?
Me sonrojé ligeramente y bajé la mirada. No sabía que decirle. Se me adelantó antes de que pudiera continuar.
-Bueno, ¿y que te parece si hacemos tu sueño realidad?

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