martes, 26 de octubre de 2010

Respiraciones que queman la piel.

La velada estaba llegando a volverse soporífera. Una cena de familia, era aburrida, pero si le añades a la familia de mi tío podía llegar a ser más largo que un domingo sin pan. Miré hacía la puerta de entrada distraidamente. Una familia de cuatro miembros entraba por la puerta. Tardé una milésima de segundo en darme cuenta de que era su familia y de que el que estaba entrando por la puerta era él. Mi madre, que también le vió me dijo que le fuera a saludar. Me levanté deprisa, me alisé el vestido y fui hacía ellos sonriendo. Nos saludamos educadamente y me presentó a sus padres y a su hermana. Yo sonreia, como siempre. Volví enseguida a mi mesa y vi como a ellos les colocaban en una que estaba vacía. Dió la casualidad de que estabamos sentados frente a frente. Me sonrió con picardia. Hizo un gesto con la cabeza señalando hacía el baño. Sonreí y asentí despacio. Vi como les decía algo a sus padres y se metía por la puerta cercana a mi mesa. Al pasar, me rozó la espalda desnuda con la mano y sentí un escalofrio. Le dije a mi madre que quería ir al baño. Ella, enfrascada en la conversación, me dijo que fuera de forma distraida. Me levanté y me dirigí a él. La puerta estaba entreabierta. Entré silenciosamente. En cuanto hube cerrado la puerta salió de entre las sombras empujandome contra la pared con fuerza. Empezó a besarme descontroladamente. No podiamos parar. A duras penas, nos separamos y abrí la puerta de el baño de chicas. Era pequeño, apenas cabiamos los dos de pie. Cerré el pestillo. Me cogío de las muñecas y me empotró de nuevo contra la pared. Me besó sin control y antes de que pudiera darme cuenta lamía y mordía por todas partes de mi cuerpo. Su boca rozó mi oido y me susurró “quiero follarte”. Yo, totalmente fuera de control y con la respiración entrecortada le contesté “fóllame”. Me subió el vestido y empezó a recorrer rapidamente mis caderas y mis muslos con sus largos dedos. Subió las manos hasta mi pecho y me quitó el sujetador. Me acarició ambos pechos con las manos y me quitó del todo el vestido. Su boca recorrió mi cuello hasta el escote. Empezó a morderme el pecho hasta llegar a los pezones y me lamió toda esa zona. Le agarré de la barbilla para posar otra vez sus labios contra los mios Necesitaba sentir su lengua dentro de mi boca. Despues de morderme el labio de nuevo, me susurró que tenia una idea. Volvió a recorrer todo mi cuerpo con la lengua hasta llegar al ombligo, donde paró para dirigirme una mirada de picardia. Me mordió en la tripa y bajó la boca hasta introducir su lengua entre mis muslos. Yo gemía de placer. Pasé las manos por su espalda, arañandole los hombros. Subió la cabeza de nuevo y volvió a besarme. Esa vez, fui yo quien le empujó contra la pared. Le desabroché el pantalón y el se lo quitó. Me rompió las costuras de la ropa interior y quedé completamente desnuda frente a él. Me sonrió y se desnudó también. Me volvió a empujar y me penetró con fuerza contra la pared. Nuestras respiraciones iban al compás. El me besaba y me mordia mientras me aferraba a su espalda haciendole profundos arañazos. Cuando ambos hubimos acabado, me mordió el labio inferior y se separó de mi. Nos miramos a los ojos y, sin decirnos nada, empezamos a vestirnos. Cuando estuvimos preparados, me arreglé un poco el pelo y le besé. “Nos vemos, nena” dijo mientras me sonreia y salia por la puerta. Suspiré. Idiota.

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