martes, 28 de diciembre de 2010

Every you, every me.

"Intenta no pensar. Cógeme la mano y vamonos de aquí. Por favor. Hazlo."
Deslizó los dedos por los cierres de su abrigo y terminó de abrocharlo. Se puso el gorro y la bufanda. Sacó los guantes de los bolsillos y metió en ellos ambas manos. Se acarició los pómulos y posó las manos sobre las sienes, apretandolas. Se colgó bien el bolso al hombro, se alisó la falda y echó a andar.
"No me sueltes. No me sueltes. No. ¿Qué haces? ¿Por qué no quieres que me quede?"
Caminó durante diez interminables minutos a paso ligero. Poco a poco lo iba apretando, casi hasta correr.
"Bésame. Me iré. Me iré si me besas. Pero bésame. Por favor, bésame."
Derrepente, se quedó quieta. Ahí es cuando todo acababa. "Por favor, bésame". Con esa simple frase. Y un beso. Un beso intenso y apasionado. Uno de esos besos que él la daba y que siempre había sabido saborear como los mejores. El último beso.

3 comentarios:

Dulce sonrisa dijo...

Conforme iba leyendo te veía a ti con tu gorrito :)

Anónimo dijo...

¿El último beso?

Jimena del Solar dijo...

No será el último... un último beso avisado sólo te prepara para un próximo beso de reencuentro..

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