sábado, 27 de junio de 2009

Carpe diem, memento mori.

El sol me cegaba cada vez que intentaba abrir los ojos. Era una calurosa tarde de verano. Estaba sentada al pie de un árbol. Bueno, no era un árbol cualquiera. Era nuestro árbol, el lugar de nuestro primer beso. Me gustaba ese sitio, no sabía muy bien porque. Se suponía que los recuerdos de ese lugar no deberian ser agradables. Todo había acabado hacía unos cuatro meses y yo, aunque no estaba sola, aun lo sentía. Pero ese sitio era especial. El sol solo me acariciaba con sus fuertes rayos si me apartaba de las raices del árbol. La frondosa copa me daba sombra durante todo el día y el tronco, ligeramente torcido me proporcionaba un lugar perfecto para recostarme tranquilamente. Me había llevado mi libro favorito, Cielo abajo, para enfrascarme en él toda la tarde. Estaba tranquila leyendo cuando una sombra extraña se acercó a mi. Levanté la cabeza y le vi. ¿Qué hacía él ahí? Ese era mi lugar especial. Por muchos besos que nos hubieramos dado en el pasado junto a ese árbol, no tenía derecho a venir y arruinarme una de mis tardes tranquilas.
-Hola...
-¿Qué haces aquí?
-Te vi desde mi ventana... y pensé en saludarte...
-Muy bien. Hola. Ya puedes irte.
-Pero... Yo... quería saber que tal te iba... y eso...
-Bien, me va bien. Estupendamente, gracias. Y ahora, dejame leer tranquila.
-¿Qué lees?- Torció la cabeza para mirar el titulo del libro y sonrió- ¿Aun sigues releyendote Cielo abajo?
-Si, es mi libro favorito. Claro que me lo releo.
-Oh, recuerdo cuando...
-¡Caya!- Dije interrumpiendole- ¿No puedes dejarme en paz? ¿Por qué has tenido que bajar?
-Yo...
-Dejalo, en serio. Dime qué quieres, y si no quieres nada, vete, me estropeas la tarde.
-Quiero besarte.
Me quedé paralizada. ¿Qué había dicho?
-¿No dices nada?
-Que pasa, ahora quieres volver ¿No?
-Te echo de menos...
-Pues yo a ti no, vete.
Se dió la vuelta resignado y se fue a su casa despacio, arrastrando los pies. Respiré profundamente para relajarme y cerré los ojos, apoyando la cabeza en el tronco del árbol. Cuando volví a abrirlos miré hacía su ventana. Ahí estaba él, mirandome y suspirando. Puse cara de asco, cogí mi bolso y me levanté. Tendría que buscar un nuevo sitio tranquilo para leer en verano.

1 comentarios:

Espada dijo...

XD espero no toparme con esa chica joder que humor XD no se a quien me recuerda...

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