domingo, 28 de junio de 2009

Mejor mañana, mejor sin más.

Ya eran las once de la noche. Acababa de despedirme de mi novio, me había dejado en la esquina más cercana a mi casa porque tenía mucha prisa, él también llegaba tarde a su casa. No había mucha luz en la calle, una farola se había estropeado y parpadeaba velozmente cuando pasé a su lado. Apenas pasaba gente. De repente noté que alguien caminaba detrás de mi. Giré la cabeza disimuladamente y vi una figura alta, probablemente de un hombre. Iba vestido con ropa oscura y llevaba la capucha puesta por lo que no podía verle la cara. Seguí caminando, cada vez con un paso un poco más apretado. Miré como iba vestida y me bajé un poco la falda. En ese momento empezé a desear no haberme vestido de un modo tan sugerente para mi novio. El hombre seguía detrás de mi caminando. Torcí en una esquina, el hombre seguía detrás de mi. Cambié de acera, el hombre seguia detrás de mi. Volví a hacerlo y el me siguió como un automata. Empecé a tener miedo. Nunca me había pasado algo así. Abrí el bolso y saqué las llaves. Subí las escaleras de mi portal ya corriendo. El hombre subió más rápido, me alcanzó y me agarró de la muñeca. Intenté desasiarme de él pero era demasiado fuerte. Me agarró la otra muñeca y me empujó con fuerza contra la pared. Intenté ponerme a gritar pero no salia ningun sonido de mi boca. Empezó a besarme por toda la cara, las mejillas, la barbilla y la boca. Intenté resistirme pero me fue imposible. No paraba de moverme y aun así él conseguia mantenerme contra la pared. Empezó a acariciarme todo el cuerpo. El estomago, las caderas, los muslos. Me subió ligeramente la falda y me acarició la piel de los muslos. No podia aguantar más. Intenté apartarle de un empujón pero solo conseguí moverle un poco y al ver lo que pretendia me empujó con más fuerza contra la pared. De pronto todo ocurrió muy rápido. Oí que alguien gritaba mi nombre. Luego apartaron bruscamente a el hombre que me agarraba y yo me resbalé hacia el suelo, dejandome caer con lagrimas en los ojos. Oí también unos golpes y puñetazos. Con mucho miedo abrí los ojos. Vi al hombre y a mi novio. Éste último estaba pegandole una patada mientras el chico estaba encogido, tirado en el suelo. Mi novio le pegó una patada en la cara y le dejó inconsciente. Se acercó a mi corriendo y me abrazó. Me secó las lagrimas y me besó en la cara, por todas partes. "Ya ha pasado" me susurró. Sacó el movil y marcó un número. Empezó a hablar, pero yo no podía escuchar nada. Estaba a salvo. A salvo por fin junto a él.

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