miércoles, 24 de junio de 2009

Darte un beso, ver tus ojos disfrutando con los mios.

La moto doblaba en cada esquina a una velocidad vertiginosa. Casi habiamos llegado a su casa. Yo iba agarrada a su cintura y sonreia por debajo de la visera del casco. Llegamos a su calle y paramos en frente de su casa. Él se bajó primero. Se quitó el casco y me sonrió. Me bajé yo también, con cuidado de no caerme y me acerqué a él. Me quitó el casco, me besó lentamente y se acercó a la moto para guardarlos. Me tendió la mano y fuimos caminando despacio hacia su portal. Abrió la puerta soltandome la mano. Di un bufido al ver que nos separabamos. Se giró hacia mi mientras abria y su sonrisa se hizo más amplia. Entramos y nos dirijimos hacia el ascensor. Lo llamó y se habrió la puerta. Entramos junto y me apollé en la parte contraria a la puerta. Él se acercó a mi y me desabrochó la chaqueta. Empezó a besarme en la boca, lentamente, lentamente. Casi sin darme cuenta empezó a pasar sus labios por mi mejilla, luego la barbilla, luego el cuello... Busque con los ojos cerrados su boca y volví a besarle. Llagamos a su planta y salimos del ascensor. Me cogió de la mano y me llevó hasta la puerta de su piso. Abrió la puerta y entramos. Cerré de un portazo y el me atrajo hacia si cogiendome de la cintura. Me besó en la boca otra vez. No paraba de besarme y eso me gustaba. Pero tenia miedo de lo que fuera a continuación. Sus manos recorrian mi espalda, mi cuello, mi pelo. Entonces se apartó un poco de mi, sin dejar de besarme y me empezó a desabrochar los primeros botones de mi blusa. Yo le dejé. En ese momento no pensaba en nada. Solo en seguir besandole. Cuando me la hubo desabrochado del todo me la quitó lentamente. Yo le quité la camiseta y empezé a desabrocharle el cinturón. Él me quitó el botón del pantalón y con un poco de esfuerzo me lo quité sin apartar las manos de él. Se quitó los pantalones y seguimos besandonos en ropa interior en la puerta de su habitación. No queria apartarme nunca de él. Era como si fueramos uno, nadie podia separarme de él. De un salto, enredé mis piernas al rededor de su cintura mientras él me besaba el cuello. Fuimos hacia la cama a tientas y se echó mientras yo me colocaba encima. No paraba de besarme y eso me hacía sentir extrañamente bien, aunque fuera un desconocido. No recuerdo bien como dijo que se llamaba. ¿Quique? No lo se. Yo simplemente preferia dejarme hacer. Sus manos recorrian nerviosas todo mi cuerpo con ansia de más. De repente fue a desabrocharme el sujetador. Me eché para atrás consciente de lo que estaba a punto de ocurrir.
-Para.
-¿Qué?
-Para. No quiero.
-¿Cómo que no quieres?
-No quiero, ni siquiera se como te llamas.
Él suspiró.
-Está bien. Pues nada.
Se puso de pie y retiró las sabanas de su cama. Se metió dentro y me hizo un hueco.
-Venga, te pondrás mala si te quedas así, sin taparte.
-Pero... ¿Solo dormir?
-Solo dormir. Lo prometo.
Me metí en su cama y me acurruqué en su pecho. Solo dormir. Sonaba genial. Poco a poco fui quedandome dormida, pensando en que quizá había encontrado por fin a la persona adecuada para mi.

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