domingo, 26 de julio de 2009

Me respiras y nos gusta aunque no me lo digas

Estaba esperando a que llegara el momento preciso, tenía que ser eso. Desde mi ventana podía verle perfectamente como esperaba tras la berja de la puerta de entrada. Las cortinas eran lo suficientemente gruesas como para ver sin ser vista, por lo tanto él no podía saber que estaba allí observando. Mientras esperaba a que se decidiera a llamar a la puerta de mi casa, me di cuenta de que estaba trazando circulos sobre si mismo y que movía los labios. Desgraciadamente no podía alcanzar a escuchar lo que murmuraba. De pronto me di cuenta de que mi mirada no podía apartarse de sus labios. Eran perfectos, carnosos, y yo los echaba de menos. Fui prestando más atención a sus rasgos, sus ojos marrones que hace ya algun tiempo solian mirarme de arriba a abajo sin perder detalle de todas las partes de mi cuerpo, hasta detenerse en mi escote. Su naríz respingona y con algunas pecas dispares, y sus carnosos carrillos que siempre estaban perfeccionando su rostro, acompañados por una amplia sonrisa. Me arté de esperar y decidí ir a la cocina a beber agua. Saqué una botella de la nevera y me serví en un vaso de cristal. La espectación me había hecho olvidar la sed que tenía. Bebí más y más rápido, hasta llegar a derramar un poco de agua sobre mi escote. Entonces oí un ruido en la puerta y levanté la cabeza. Él había entrado sin llamar. Me quedé petrificada, no esperaba que las cosas sucedieran de esta manera. Se acercó a mi.
-Perdona que haya entrado así... Vi que la puerta estaba abierta y por eso entré.
-Bueno... No pasa nada, tranquilo.¿Cómo es que has venido?
-Yo... No se... Fue una decisión espontanea.
-Vaya. ¿Y los 20 minutos en la puerta también forman parte de la decisión espontanea?
-Yo... yo...
Le sonreí como sabía que le gustaba verme sonreir.
-Tranquilo, no pasa nada.
Él también sonrió por primera vez en todo el rato que llevaba dentro de la casa, y eso fue un alivio para mi, lo echaba de menos.
-Bueno, ¿Quieres beber algo?
Miró hacía abajo y sonrió más ampliamente todavia.
-Agua.
Conocía esa sonrisa. Y también conocía esa mirada de picardia. Subió la cabeza hasta parar la vista en mi escote mojado y en la botella de agua en mis manos. La dejé sobre la encimera. Él se acercó con ansia y me cogió por la cintura. Nuestros labios practicamente se rozaban y nuestras respiraciones agitadas iban al compás.
-Te he echado mucho de menos.- Me dijo volviendo a sonreir.
-Y yo a ti.
Fui lo unico que pude decir antes de que su boca se posara sobre la mia y alocadamente empezara a besarme. Empezó a desabrochar mi blusa y yo le quité la camiseta. Seguimos besandonos, bebiendonos el uno al otro. Me mordió salvajemente el labio. Empezó a besarme por el cuello, el escote, hasta que la tela del sujetador empezó a combertirse en un impedimento para sus desenvueltos besos por todo mi cuerpo. Lo intentó desabrochar, pero al ver que tardaba, puse los ojos en blanco, le aparté las manos y lo hice yo.
-No has cambiado nada ¿Eh? Al menos podias haber aprendido algo en todo este tiempo.
Se rió distraidamente mientras me quitaba del todo sujetador y empezaba a acariciarme el pecho. Empezó con salvajes mordiscos en el cuello mientras yo le pasaba los dedos por la espalda desnuda. Necesitaba tenerle más cerca, más.Le apretaba contra mi con todas mis fuerzas mientras el seguia recorriendo la parte superior de mi cuerpo con su boca. De repente paró. Le miré a los ojos. Sabía que había llegado el momento de pasar a algo más. Empezó a acariciarme las piernas, subiendo poco a poco. Ahora solo me besaba en la boca y en el cuello. Sus caricias recorrieron todo el camino de mis largas piernas hasta llegar a mi falda negra la cual, sinceramente, dejaba poco lugar a la imaginación. La desabrochó rápidamente y me la quitó. Yo le desabroché el cinturón del pantalón y luego los botones. Él también se quitó el pantalón. Nos quedamos en ropa interior sobre el sofá del salón y nos miramos con una sonrisa. A partir de ahí todo era posible. Todo. Aunque, desgraciadamente, solo por una noche. O quizá no.

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