jueves, 28 de abril de 2011

New born

Mientras escribo esto, escucho la mejor lista de reproducción del mundo y miro el reloj. Miro el reloj continuamente. Me quedan solo cuatro minutos para dejar de ser menor de edad. Y de verdad, no se si quiero. Hace un par de noches buscando las cosas buenas y malas de los diecisiete, me di cuenta de que había sido un poco cruel con algunas personas, que las había utilizado, no se, cosas que no deben hacerse. Pero los diecisiete también han tenido cosas buenas. Dos en especial, con nombres propios. La primera "Historia de una escalera". Cuando la lei en cuarto, no me imaginaba todo lo que me iba a dar esa obra de teatro. Todas las experiencias, las horas que le hemos echado los viernes y sobre todo lo bien que lo hemos pasado con ella. La segunda es un secreto (a voces). Solo diré que empieza por P.
Sinceramente, cuando releo el texto que escribí el día de mi diecisiete cumpleaños, no se si han cumplido las espectativas o han sido mejores. En realidad, no se si quiero crecer. Tengo el sindrome de Peter Pan (se que suena cursi, pero es así). Me gustaban mis diecisiete. Muchisimo. Pero creo, de verdad, creo que este año promete. Sobre todo por quien va a estar en él.

Y ¡pluf! Ya son las doce.

viernes, 15 de abril de 2011

Nice dream

Todo empezó esa tarde de invierno, después de ir al teatro. Recorrimos la Gran Via deprisa. Me agarrabas de la cintura, porque llevaba unas botas poco apropiadas para la lluvia que estaba callendo y me resbalaba a cada paso. Ibamos hablando sobre "qué eramos". Te comias demasiado la cabeza. Aún así, después de mucho insistir, consegui poder besarte esa noche, despues de cenar. Delante de todos. Y me sentí genial porque fue como si fueras mio.
Luego vino el día en tu casa. Y el texto que te escribí. Que te emocionó, pero aún así me dijiste que no, que no podias estar conmigo. Casi cuatro meses despues leo el primer borrador que escribiste para contestar. Definitivamente, creo que nunca me habian dicho cosas tan bonitas. Por una parte es deprimente. Por otra, joder, demuestra lo mucho que me querias (y me quieres). ¡Lo más gracioso es que lo decías! Al final de la carta pone: "¡Te quiero!". No se como habría reaccionado. ¡Esque no me dices que no, pedazo de bruto! Te recreas en lo bonita que es mi sonrisa, lo mucho que te gusta abrazarme y besarme y como adoras mirarme a los ojos. ¡¡Pero no me das un no en ningun momento!!
Gracias a dios, no me lo enseñaste. Habria sido incluso más insistente. Ahora ya en realidad da igual.

Estoy cansada, asique me voy a ir a dormir. Tengo un pequeño gatito encima de mi cama y me acompañará toda la noche, para que me acuerde de ti.



Te quiero (mucho más que mucho).