martes, 28 de diciembre de 2010

Every you, every me.

"Intenta no pensar. Cógeme la mano y vamonos de aquí. Por favor. Hazlo."
Deslizó los dedos por los cierres de su abrigo y terminó de abrocharlo. Se puso el gorro y la bufanda. Sacó los guantes de los bolsillos y metió en ellos ambas manos. Se acarició los pómulos y posó las manos sobre las sienes, apretandolas. Se colgó bien el bolso al hombro, se alisó la falda y echó a andar.
"No me sueltes. No me sueltes. No. ¿Qué haces? ¿Por qué no quieres que me quede?"
Caminó durante diez interminables minutos a paso ligero. Poco a poco lo iba apretando, casi hasta correr.
"Bésame. Me iré. Me iré si me besas. Pero bésame. Por favor, bésame."
Derrepente, se quedó quieta. Ahí es cuando todo acababa. "Por favor, bésame". Con esa simple frase. Y un beso. Un beso intenso y apasionado. Uno de esos besos que él la daba y que siempre había sabido saborear como los mejores. El último beso.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Estoy segura de que te ha gustado. No lo niego. Pero también estoy segura de que has pasado por alto muchísimos detalles. Pequeños, pero que pueden ser importantes. He atendido a la película más de lo que piensas. Y me ha gustado, aunque creas que no. Chaplin tiene su punto, a pesar de que no es el humor que a mi me gusta. Estar acurrucada en tu sofá contigo es genial. Más que genial, que leches. Tus besos... Nunca me había pasado algo así, ¿sabes? Eso que besas a una persona y dices: "¡Dios mio! ¡No es que bese bien, es que sus besos son perfectos para mi!". Y, no se como lo haces, pero siempre hay uno de los besos que destaca. Que es como especial. ¿Te acuerdas cuando te fuiste a cerras las persianas y me dejaste tumbada en el sofá? Al volver te acercaste por detrás y me besaste. Ese. Ese fue especial. Seguro que tampoco te has dado cuenta de que tengo dos marcas de nacimiento, una en el pecho y otra en la tripa. Que me encanta la forma que tienes de acariciarme, tus mimos y achuchones. Que casi me muero cuando me has susurrado al oido una de tus tonterias.
El corazón te latía muy, muy rápido. Siempre te delata. Eso y tu forma de hablar. Normalmente hablas lento y pausado, pensando lo que dices. Los días como hoy hablas más rápido y sin medir. Dices más tonterias por segundo y mira que es dificil. Me hace muchísima gracia como te pones celoso por "elchicoefe" porque dices que no es nada guapo y que no entiendes porque me gusta. Te dejaría desnudarme mil millones de veces más, en tu sofá, en tu cama, en la de tus padres, en la que sea, con tal de que seas tú quien lo haga. Solo espero que no sea verdad eso que hemos decidido, de no volver a tener nada. No volver a besarnos ni siquiera a poder abrazarte cuando me apetezca. Echaré de menos cada tonteria, cada beso que no me das para hacerme de rabiar, cada mensaje por la noche, por la tarde, nada más llegar del colegio. Todas las despedidas en la esquina y todos los mimos. Creo que se me ha ido de las manos.

lunes, 13 de diciembre de 2010

All I want for Christmas is you.

Ella adora su cuidad en Navidad y él lo sabe. Por eso ha decidido llevarla al centro, a ese mercadillo que tanto le gusta. Las luces casi consiguen cegarles al salir del metro. Ella se pone su gorrito nada más notar el viento en la cara. Odia el frio. Pero en cambio él le encanta. No se dan la mano, ya no. Antes si lo habrían hecho, pero ya no. Las cosas han cambiado, ¿verdad? Sin decirse nada caminan uno al lado del otro bajando la Gran Via a pasos pequeños, como si quisieran que esa tarde no acabara nunca. Se sonrien, cuentan tonterias, bromas. Ella le pega en el hombro por un comentario tonto que ha hecho, pero aun así no puede evitar soltar una pequeña risita. Siguen descendiendo la calle, sin parar de sonreir. Se paran en un semáforo en rojo. Cara a cara, mirandose a los ojos siguen hablando. Cada vez están más cerca. Un inoportuno pitido les dice que deben continuar su camino. Llegan hasta esa plaza siempre tan concurrida y se acercan a ver que tienen los puestecillos. Uno por uno, los pequeños ojos de ella van analizando cada rincon de los mostradores. Encuentran uno con cosas que de las que le gustan a él, todas de ese color. Se rien pensando como estaría ella con esa ropa. Muy graciosa seguro. Encuentran otro, lleno de gorros. Gorros de todos los tipos, formas y colores. Empiezan a probarselos, a ver quien gana poniendo la cara más divertida delante del espejo y como suponian, ha ganado él. Ella estalla a reir mientras se inclina a por uno de color verde azulado. Él se inclina a su lado. Sus mejillas están muy cerca, se rozan. Demasiado cerca. Se vuelven a separar, para disgusto de ambos. Cuando no les quedan más puestecillos que ver se sientan tranquilamente en un banco. Siguen hablando, de todo y de nada. Ella se sonroja y baja la mirada a cada cumplido que dice él, maquillado entre indirectas. Desgraciadamente llega la hora de irse a casa. Vuelven a subir la calle, disfrutando de cada segundo. Otro semáforo. Ella ya no aguanta más, se acerca a él. Mucho, muchísimo. Él la recuerda lo dificil que es para ambos estar así de cerca. Le besa. Un beso suave en los labios. Él se lo devuelve, aumentadolo. Se separan, ella le mira a los ojos y sonrie. Vuelve a la carga. El semáforo ya está en verde, pero les da igual. Se quieren, para que mentir. Para que, incluso mentirse a si mismo. Él la quiere. Mucho. La abraza, la besa. Como la ha echado de menos. Para ella la palabra querer se queda corta. Siguen besandose hasta que se dan cuenta de que el mundo sigue a su alrededor. El la coge de la mano y llegan al metro.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Yes, I rather hurt than feel nothing at all.

Todo es liso y sin variaciones hasta que derrepente... ¡chas! Aparece un punto de inflexión que hace que tu función adquiera un nuevo máximo (o mínimo, como en este caso). Tu vida es una mierda, pero vuelves a sentir. S-E-N-T-I-R con mayusculas. Porque él te hizo sentir, y sige haciendolo. Lo has superado, si, pero... hay cosas que ni las aunque fueras de piedra. Te es inevitable. Llora, si quieres llorar. A lo mejor te hace sentir un poco menos tonta. O un poco más. Quién sabe. Son curiosos, los asuntos del corazón. ¿Sabes que pasa? Que cuando uno se deja domesticar... corre el riesgo de llorar un poquito. Como le pasó a tu pequeño Principe con su rosa, o con su zorro. Asi que no deberias dejarte domesticar, sería todo más facil. Pero, ¡no! quieres quererlo. Quieres sentirlo. Allá tú.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Reach out.

Haz siempre lo que quieras. ¡Bienvenida al mundo! Venga ya. Si. Caprichosa y consentida. Y no sabes lo que quieres, para más inri. No puedes seguir así por la vida, pero tú, tal cual, comiendote el mundo, y lo que no es el mundo. ¡Deja de soñar y céntrate! ¿No ves que te juegas mucho? En fin. Tú sigue jugando. Hasta el día que te cuenta de todo lo que puedes llegar a perder. Probablemente, ese día sea tarde.