viernes, 25 de diciembre de 2009
Mordiscos de sociedad.
jueves, 3 de diciembre de 2009
Luciérnagas de felicidad
Ella sonrió sarcásticamente.
-¿En serio se piensa usted que soy tan estupida? Si hubiera atendido mínimamente a mis delicados movimientos sabria que, dentro de mi guante, tengo este pequeño bote con cierta sustancia y que le maté hace diez minutos.
Los ojos de él se abrieron rápidamente, recorriendo con la mirada primero a la chica y más tarde la taza donde quedaban algunos posos de té. Subitamente, se llevó ambas manos al cuello y sus labios se amorataron. Unos segundos más tarde estaba rígido, tendido en el suelo. Veronica agarró con delicadeza la pequeña campana dorada que habia sobre la mesa de té y llamó a su criado. Éste apareció diligente y, sin mirarla, agarró de la pierna el cadaver y lo llevó hasta la cocina, de la cual llegaba un ligero aroma a caldo en su punto, preparado para verter en él la carne del asado.
domingo, 22 de noviembre de 2009
Es un día especial.
Cuando estaba en la cama he tardado menos de dos segundos en darme cuenta de que era mi doble fecha especial. He ido al salón y ahí me esperaban dos pequeños paquetitos envuentos en papel verde de El Corte Inglés. Dentro del primero, y más grande, encontré un libro con muy buena pinta. El segundo pesaba poco y era alargado. Muy pero que muy alargado. Al abrirlo tenía ya idea de lo que podría haber dentro. Un reloj de correa fina y llena de ositos que van desde el amarillo submarino hasta el verde hoja clarito pasando por el azul cielo despejado y el rosa mejilla sonrojada. Suena tic, tac constantemente. Estoy segura de que esta noche no me dejará dormir, pero será perfecto para clase, porque podrá ayudar a Terrible con la ardua tarea de comer el tiempo. Como ahora son tantos, seguro que las clases de magia se pasan mucho más rápido.
La segunda razón del Veintidós no es por ello, menos importante. Es el segundo Veintidós que volvemos a pasar juntos y eso me hace sonreir. Cuando he ido a arreglarme y me he mirado al espejo me he visto mucho más guapa, a pesar de estar recién levantada. Será verdad eso que me dijo anoche de que el amor hace guapa porque con la cantidad de éste que yo tengo podría ser declarada la mujer más bella del mundo.
Aunque hoy no le voy a poder ver (cosa que me entristece un poco) se que el viernes será todo mio de nuevo y podremos celebrarlo como Dios manda.
Feliz Veintidós para todos.
lunes, 16 de noviembre de 2009
Nunca fuiste tan perfecta, a excepción de tus defectos.

domingo, 15 de noviembre de 2009
Monologos de Venganza.
(Muchas frases de este texto han sido extraidas del comic "V de Vendetta" de Alan Moore y David Lloyd.)
lunes, 9 de noviembre de 2009
Más allá de lo que alcanzan nuestras manos.
lunes, 26 de octubre de 2009
La incoherencia más incoherente.
Increiblemente defectuoso es el silencio de su batir de alas mientras nosotros sonreiamos al sol.
martes, 20 de octubre de 2009
Música para sus oidos.

sábado, 17 de octubre de 2009
Nubes grises sobre Madrid.
-¡¿Leo?!- me dijo, soltando una pequeña carcajada
-Sí, sí. Mi comida favorita es el sushi.
-Oh, sushi- contestó casi relamiendose.
Nos miramos en silencio.
-En realidad, yo no era así, ¿sabes?- una sonrisa melancólica recorrió su rostro y retiró la mirada hacía algún punto del parque.
-¿Así cómo?-pregunte extrañado por su confesión.
-Si. así. Pero las cosas que me pasaron... me obligaron a cambiar. A luchar por todo y a vivir cada segundo.
La miré con tristeza y la besé lentamente en los labios. Me abrazó y se puso a llorar.
-Siento que nos hayamos conocido en estas circunstancias. Me habría gustado poder disfrutar mi vida entera a tu lado.
La abracé más fuerte. No sabía que decir.
-¿Sabes qué? Una de mis medicinas sabe a platano. Es un jarabe especial. Y sabe muy rico. Lo demás está malo, porque sabe a medicamento, pero este no.
-Lo superarás, ¿vale? Lo superaré contigo.
-No, Leo. Hazte a la idea ya, ¿vale? Voy a morir.
-No voy a permitir que mueras, Celia. Y si lo haces yo lo haré contigo.
-Gracias- Sonrió y se secó las lagrimas.- Te quiero.
-Y yo a ti.
miércoles, 7 de octubre de 2009
Miradas de nerviosismo
Entró en el metro con timidez, incluso se podría haber considerado miedo. Miraba nerviosamente a todos lados, como si algo o alguien fuera a avalanzarse sobre él de un momento a otro. Se apolló en una de las paredes del tren. Iba vestido de negro, con una camisa y unos pantalones impecables. No tenía apenas pelo.
Escrutaba cada rincón de la clase con nerviosismo. Estaba atacada. Tenía unos preciosos ojos verdes que se movian a ambos lados prestando atención a todo y a nada en especial. Era guapa, muy guapa y vestia con unos vaqueros anchos y una sudadera negra. Su pelo, rubio, caía en cascada sobre su espalda.
Adoro las miradas de la gente. Pero la que más adoro es la suya. Su mirada de deseo.
viernes, 2 de octubre de 2009
La sonrisa del desenfreno.

El destino por amistad.

martes, 29 de septiembre de 2009
Beatrice le da las buenas noches a Damien.
miércoles, 23 de septiembre de 2009
Brilla.

Te quiero.
martes, 22 de septiembre de 2009
Tú.

domingo, 20 de septiembre de 2009
Suiza huele a chocolate con leche.

jueves, 17 de septiembre de 2009
Pensamientos olvidados sobre la almohada.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Después de mediodia.
-Anoche... soñé contigo.
-¿Ah si?- Dijiste sorprendido y con una sonrisa.
-Si.
-Y, ¿qué pasaba en ese sueño?
-Bueno... estabamos en tu casa, más concretamente, en tu habitación.
-Ajá.
-Con leves besos en el cuello me quitabas el vestido sin tirarntes que llevaba ese día. Me recostabas en la cama poco a poco y me besabas en los labios.
-¿Qué más?- Me invitaste con una profunda mirada a que siguiera hablando.
-Te quejabas de lo escueto de mi sujetador sin hombreras y terminabas por quitarmelo. Me acariciabas el pecho con suavidad. Yo estaba totalmente a tu merced. Te reias en voz baja de la situación y me besabas por todas partes.
-Y después, ¿qué pasaba?
-Ponias las manos a ambos lados de mi cara, te sentía tan cerca que casi ni podía contenerme..
-¿Y luego?
-Terminabas de quitarnos la ropa interior y me follabas contra la cama.
-Me gusta tu sueño y tienes una pequeña imaginación calenturienta, ¿sabías?
Me sonrojé ligeramente y bajé la mirada. No sabía que decirle. Se me adelantó antes de que pudiera continuar.
-Bueno, ¿y que te parece si hacemos tu sueño realidad?
martes, 15 de septiembre de 2009

sábado, 12 de septiembre de 2009
Todo lo vivimos por el último día.
martes, 8 de septiembre de 2009
Inquilinos pasajeros del corazón.
-¿Si? Adelante.
-Buenas tardes, venía a instalarme aqui.
-Oh, ya ha llegado, bienvenido. ¿Desearía usted que se lo enseñe?
-Por supuesto.
-Acompañeme, por favor.
-Bien, veo que es espacioso. Su dueña debe ser buena persona, el corazón es enorme. Ahí podria instalar la cocina. Y por allí hay buena iluminación, quizá estaria bien una habitación de estudio.
-Lo siento, pero esa zona está ocupada.
-Como... ¿Ocupada?
-Si, esa parte del corazón corresponde al primer amor. No puede usted ni acercarse.
-Pues vaya, a mi nadie me habló de compartir residencia.
-Lo siento, pero esa zona es inviable. No puede ser traspasada por nadie.
-Pues entonces me voy. ¡Con la cantidad de corazones que hay, voy a estar yo compartiendo!
-Lo siento mucho, señor.
-Ya, ya.
Suspiró. Ya era el tercero que se iba por lo mismo.
Cristina y Lily.
domingo, 6 de septiembre de 2009
Jugar a ser pequeña

sábado, 5 de septiembre de 2009
Tranquilizantes con forma de mejor amiga.

viernes, 4 de septiembre de 2009
Beatrice tiene una cajita donde guarda besos robados.

jueves, 3 de septiembre de 2009
Rondando mis pensamientos.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
¿Tu madre no te enseñó que no se intima con extraños?

sábado, 29 de agosto de 2009
Para qué pensar.
martes, 25 de agosto de 2009
A Beatrice le gustan las sonrisas de Antoinette.

domingo, 23 de agosto de 2009
Regalos en paquetes con lazos rosa.

sábado, 22 de agosto de 2009
La pizza hawaiana llena la tripita de Beatrice.

Infelicidad con sueño.
Vicios de piruleta.
Monitos color verde pistacho.

viernes, 21 de agosto de 2009
Chocolate, piruletas, hombres y sobre todo, impulsos.
El Martini sabe mejor de sus labios.

Encontronazos con sabor a menta y chocolate
miércoles, 19 de agosto de 2009
Besos de venganza.
martes, 18 de agosto de 2009
Vals a la luz de la luna.
-¿Hola?
-Hola.
-¿Como es qué llamas?
-Quería oir tu voz otra vez.
-¿Solo eso?
-Claro. Deberiamos vernos.
-¿Para qué?
-Para vernos. Me pondría mi falda negra. Solo para que me la quitaras.
-Tentador.
Me pasé el dedo indice por los labios a pesar de que no pudiera verme
-Entonces, ¿Esta noche, donde la primera vez?
-En las viñas de tu padre, al anochecer, claro.
Colgué el telefono y sonreí. Por fin.
lunes, 17 de agosto de 2009
Beatrice
A Beatrice le gusta que la acaricien el pelo.
A Beatrice le gusta que la besen en el cuello.
A Beatrice le gusta suspirár en la oscuridad.
A Beatrice le gusta que la muerdan los pezones.
A Beatrice le gusta salir a la calle cuando amanece.
A Beatrice le gusta comer piruletas de fresa.
A Beatrice le gusta beber zumo de melocotón.
A Beatrice le gusta tumbarse al sol los lunes por la mañana.
A Beatrice le gusta hacer el amor sobre la mesa del salón.
A Beatrice le gusta su peluche de oso panda.
A Beatrice le gusta el Martini Rosso.
A Beatrice le gusta besar detrás de la oreja.
A Beatrice le gusta sentir el brillo de la luna sobre su piel.
A Beatrice le gusta conducir por el centro.
A Beatrice le gusta su Vespa color beige.
A Beatrice le gusta bañarse en el mar por la noche.
A Beatrice le gusta gemir de placer.
A Beatrice le gusta su vestido color verde.
¿Quieres conocer a Beatrice?

Rojo puta.
-¿Sabes qué? Los hombres sois todos unos cabrones.- Hizo una pausa y sonrió.- Asique, me haré lesbiana.
Antes de separarse de él le mordió el lobulo de la oreja, dejando marcados sus labios de color carmín. Movió la cabeza alborotandose el pelo corto y le volvió a mirar con espectación. El estaba parado, tieso. Le sonrió sarcásticamente.
-¿Qué pasa, ahora no te mueves?
-Me has dejado... Alucinado.
-Que novedad. Sabes perfectamente lo bien que se me da ponerte cachondo.
La miró a los ojos.
-¿Por qué me haces esto?
Se rió en voz baja y se acercó más a él.
-Es divertido.
sábado, 15 de agosto de 2009
Las noches sin estrellas nublan mis sentidos

jueves, 13 de agosto de 2009
Felicidad bajo el sol de primavera.

domingo, 9 de agosto de 2009
El placer y las lágrimas no son compatibles.
-Estás incluso más guapa que la última vez.- Pasó su mano por detrás de mi espalda.Todo lo que llevaba en las manos se me cayó pobocando un gran estruendo. Acercó sus labios a los mios y me besó. De una forma dulce y apasionada, tal y como lo recordaba. Se apartó un poco de mi sin soltarme.- Ymis besos siguen probocando en tí el mismo efecto, por lo que veo.
Suspiré. Tenía razón. A pesar de todo, seguia sintiendo una ernorme atracción por él.
-Bueno, creo que ya sabes lo que viene a continuación, ¿Verdad?- Bajé la mirada. Las lagrimas empezaron a brotar de mis ojos.-Vamos, no llores, estropearás nuestra última vez.
Volvió a besarme. Lentamente, subió sus manos hasta los tirantes de mi vestido y los bajó hasta los brazos. Desabrochó la cremallera lateral y dejó que la prenda callera al suelo, rozando mi piel. Me quedé en traje de baño frente a él. Con una mano me quitó la goma del pelo dejando que mi pelo humedo callera en cascada hasta la mitad de la espalda; mientras, con la otra empezó a recorrer todas las curvas de mi cuerpo. Me recostó sobre el sofá y siguió besandome. Primero en la boca, luego en el cuello y finalmente en el escote. Suspiré de placer y me resigné. Me haría el amor por última vez y yo no me resistiría. ¿Qué podía importarme, si despues de ello iba a estar muerta?
jueves, 6 de agosto de 2009
¿Almas gemelas? No, gracias.
-¿Qué haces?
-Escribo- Le contesté sin mirarle.
-¿Eres escritora?- Dijo muy serio.
-No- Se me escapó una sonrisa.- Pero cuento historias con sabor a caramelo.
-¿Con sabor a caramelo?¿Cómo tu sonrisa, entonces?
Le miré muy sorprendida.
-Si
-¿Me cuentas alguna?
-Claro- Sonreí.
Se sentó a mi lado. Miré al mar y suspiré. Cerré mi cuaderno y empecé mi relato.
-¿Conoces el cuento de Caperucita de Colores?- Le pregunté sonriendo.
domingo, 2 de agosto de 2009
Y los sueños, sueños son.
sábado, 1 de agosto de 2009
Si das vueltas muy rápido, te marearás.
-Cielos, creo que me he mareado.- Dijo poniendose la mano en la frente
-Esque si das vueltas en el coche, lo más normal es que te mareés.
-Mas, ¡Yo no hice tal cosa!
-Tu no-Dije soltando una carcajada- Pero mi mochila y yo si.
Rebusqué en mis cajones y di con lo que quería rápidamente.
-Mira.- Le tendí una camara de fotos digital antigua que ya no usaba puesto que me habian regalado una profesional.- Esto es para ti. Así podrás hacerle fotos a todos los sitios que visites. Cuidala bien.
-¡Oh! ¡Mil gracias, señorita Zelah! Le estaré eternamente agradecido.- Contestó con una sonrisa.
-De nada.- Sonreí también.- Y ahora, busquemos un sitio para que duermas.
-Me agradaría mucho dormir en el jardín, si puede ser, claro.
-Por supuesto. Ven.
Nos dirigimos escaleras abajo y enseguida llegamos al jardín. Me acerqué a las macetas más alejadas de la puerta y se las mostré.
-¿Que te parece este sitio?
-Realmente perfecto. Muchisimas gracias, Zelah.
-¿Estarás bien aqui?
-Claro.- Y sacó una foto al rincón de las macetas.
-Buenas noches entonces.- Dije ya en la puerta.
-Buenas noches.-
Como un peine y un cepillo.
-Nada.
-¿Cómo que nada? ¡Estás espiandole!
-¿Y qué? Dejame en paz.
-¿Y qué? Él ya no es nada para tí.
-Lo se.
-¿Entonces?
-Dejame
-No, no te dejo. ¿Piensas qué es correcto hacer estas cosas?
-No tiene nada de malo
-Mentira. Te dolerá. Y mucho.
-Lo se
-¿Y por qué lo haces, pues?
-Porque quiero
-Mentira. Esa frase es incorrecta. Es porque le quieres.
-No digas tonterias.
-¿Acaso es eso falso?
-Si.
-Eso si que es una mentira
-Solo le deseo
-¿Acaso no son el deseo y el amor primos hermanos?
-No es lo mismo.
-Si que lo es. Es como un peine y un cepillo
-¿Cómo?
-Si, un peine y un cepillo. Son practicamente iguales, y por muchas vueltas que les des acabarán sirviendo para lo mismo.
-Dejame en paz.
-Soy tu conciencia y tu sentido común, ¿Cómo voy a dejarte en paz?
viernes, 31 de julio de 2009
Intrusos en mi mochila
jueves, 30 de julio de 2009
El pequeño Montesquieu
Montesquieu no es una persona. Tampoco es un duende. Ni un gnomo. Ni ningún tipo de ser imaginario en el que puedas pensar. Montesquieu es un pequeño ser sin nombre. Nació en la noche de Año nuevo en Ninguna Parte. Ninguna Parte es un adorable comarca situada en las nubes. Allí no existe el mal y la comida más típica es el algodón de azucar. Todos conocen a todos, las fiestas se celebran por todo lo alto y se bebe zumo de cereza. Los padres de Montesquieu eran dos agricultores. En las tierras de Ninguna Parte el cultivo de algodón de azucar es una parte muy importante de la economía. Si no, ¿De dónde pensabais que venían tales cantidades de ese riquisimo dulce? Pues de Ninguna Parte, por supuesto. Bueno, volviendo a nuestra historia. Los padres de Montesquieu le llamaron así por dos motivos. Primero, eran unos lectores empedernidos, y a Luzmila, su madre, le apasionaba el tema de las leyes humanas. El autor que llevaba el mismo nombre que su hijo fue el primer impulsor de la separación de poderes. También, era un filósofo ilustrado que abrió los ojos de muchos con sus novedosas ideas y eso era muy importante para ambos. La otra razón era que simplemente, les gustó la idea de usar un apellido como nombre y más, si era francés.
La infancia de Montesquieu no fue fácil. Pero tampoco fue difícil. Fue una infancia normal y corriente, en la que se tienen amigos y enemigos. En la que hay gente con la que compartes tu bocadillo y hay gente que te lo quita por la fuerza. Cuando llegó su adolescencia sus padres decidieron que se habían cansado de Ninguna Parte y empezaron a viajar por el mundo, dejando a Montesquieu con su abuela. Ésta, entre la sordera y la ingenuidad propia de todas las abuelas, le permitia cuanquier cosa, por lo que el joven Montesquieu empezó a revolucionarse, eso si, sin despistarse en sus estudios. Cuando terminó su etapa educativa decidió seguir el ejemplo de sus padres y ponerse a viajar. Y viajando es como conocí a Montesquieu. Del tamaño de un cepillo del pelo y vestido con un abrigo verde hasta los pies, portaba una maleta de cuero desgastado con pegatinas, entre las cuales destacaba una bastante grande en la que ponía "I Love NY". En estos momentos, se aloja entre las plantas de mi jardín y aun les escribe cartas a sus mejores amigos. Pero eso es otra historia. Y tenemos mucho tiempo para hablar de Montesquieu.
miércoles, 29 de julio de 2009
Efímeros golpes del destino trazados en papel
martes, 28 de julio de 2009
Caperucita de Colores
-¿No te duermes, peque?
-Esque... ¡No tengo sueño!
-¿Quieres que te cuente un cuento para ver si te entra sueño?
-¡Si!- Dijo sonriendome. Con ese gesto dejó ver los huecos de los dientes delanteros, que ya le faltaban.
-Veamos... Te contaré el cuento de Caperucita.
-¿Qué? ¡No! ¡Ese ya me le se!
-Shh calla y escucha. Porque este no te lo sabes. Te voy a contar lo que pasó cuando caperucita se hizo mayor.
Me sonrió de nuevo desde la cama, me senté en la silla de su escritorio y empecé a contarselo.
-Había una vez una niña que vivía con su madre, el una cabaña en medio del bosque. Nadie sabía su nombre, pero todos la llamaban Caperucita Roja. Y la llamaban así porque siempre llevaba puesta una capa con una caperuza de ese color. Un buen día Caperucita Roja se hartó de ser Caperucita Roja. Asique rompió su hucha de cerdito y se fue a la tienda de telas del pueblo. Allí compró telas de seis colores y se las llevó a su Abuelita para que la cosiera seis caperuzas nuevas. Caperucita salió muy contenta de casa de su Abuela con sus seis nuevas prendas y la prometió que la recompensaría con un delicioso pastel de chocolate. Pero Caperucita no había contado con que a su madre no la gustaban sus innovadoras ideas. Las caperuzas de colores le parecieron algo horrendo y se las prohibió. La pobre niña estaba tan triste que decidió hacer algo, aunque estubiera mal. Se cambiaría de capa cada día al salir de casa. Así los dias fueron pasando y Caperucita se cambiaba su caperuza a escondidas. Tenía una para cada día de la semana. Los lunes, para empezar bien la semana, elegía siempre la naranja. Los martes, la amarilla. Los miercoles, la morada. Los jueves, la verde. Los viernes, la rosa. Los sabados, la azul y, finalmente, los domingos, se ponía la roja para que su madre no la regañara. Un buen dia, mientras se ponía su caperuza verde para salir, decidió ir a merendar junto al arroyo. Mientras estaba tranquilamente comiendose una rosquilla glaseada apareció un chico de entre los arbustos. Este chico era su vecino y vivía en la casa de las flores azules. Al verla sentada y vestida de verde, la sonrió. La pequeña Caperucita se quedó prendada de su sonrisa y a partir de ese momento, todos los días, merendaban juntos en el prado del arroyo. Cada dia Caperucita preparaba deliciosos manjares para dos y disfrutaban de la tarde en compañía del otro.
-¿Y... se daban besos?-Dijo riendose tímidamente.
-No. El Niño sin nombre comía a su lado. Y la decía que tenía una sonrisa preciosa. ¡Pero no me interrumpas!
-Vale, vale. Continua.
-Bueno. Todas las tardes merendaban juntos. Y cada vez Caperucita se esmeraba más en sus comidas. Cada día llevaba algo distinto. Un día Caperucita iba muy contenta a su encuentro diario con el Niño sin nombre. En su cesta llevaba una deliciosa tarta de queso con mermelada de frambuesa. Esperó y esperó. Pero el Niño sin nombre no volvió a aparecer.
-¿Qué? ¿Por qué? ¿Se había muerto?
-No. Se había ido con una niña que, al parecer, abrazaba bien.
-Pues vaya...
-¡Shh!
-Vale sigue, sigue.
-Caperucita recogió sus cosas con lágrimas en los ojos y volvió a casa. Se pasó dos dias encerrada en su habitación. No quería comer. No quería hablar con nadie. Solo quería estar sola y llorar. El tercer día, cuando se dio cuenta de que no la quedaban más lágrimas decidió que todo lo que le estaba pasando no merecía la pena. Se volvió a vestir todos los dias con sus caperuzas de colores. Y lo que era más importante, volvió a lucir esa preciosa sonrisa que tanto le gustaba al Niño sin nombre. Sabía que en su vida habría muchisimos niños de sonrisas relucientes. Y a partir de ese momento nadie volvió a llamarla Caperucita roja. Ella era Caperucita de Colores y solo con ver su sonrisa, cualquiera la recocería.
-Pues vaya. Yo quería que se quedara con el Niño sin nombre.
-Creemé que a veces es muchisimo mejor así.
-No se yo...
Me reí distraidamente y la alboroté el pelo.
-Anda y ahora duermete, que ya es hora.
-Vale, buenas noches- Dijo sonriendome
-Buenas noches- Contesté desde la puerta.
domingo, 26 de julio de 2009
Quiero quererte
Quiero estar a tu lado
Quiero verte sonreir mientras compartimos un helado en un banco
Quiero alborotar tu pelo con mis pequeñas manos
Quiero acariciar tu fria piel palida
Quiero perderme junto a ti por callejuelas sin nombre
Quiero sentir tu aliento en mi cuello
Quiero abrazarte
Quiero besarte hasta desgastarme los labios y que nos quedemos sin saliba
Quiero darte la mano al caminar
Quiero que todo sea junto a ti
Quiero ver como pasa el tiempo, siempre contigo
Quiero sentir tu corazón bajo la palma de la mano
Quiero que hagas que me sonroje con tus palabras bonitas
Quiero sentir escalofrios por todo el cuerpo cuando te sienta demasiado cerca
Quiero ver un anochecer contigo
Quiero ser solo yo para ti
Quiero quererte
Pero al parecer las cosas no son así.